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Falacias de un ex director

No tiene ni pies ni cabeza el argumento según el cual “estaría bien”, en aras de la “libertad de expresión”, que un grupo editorial cambie de línea 180° para satisfacer alguna “cuota ideológica” o las aspiraciones políticas de otro grupo minoritario.

Publicado: 2014-01-05

Como el colega Augusto Álvarez Rodrich se ha convertido en el vocero mediático más visible de los intereses empresariales del Grupo La República en su frustrado afán de COMPRAR la línea editorial de los diarios del Grupo Epensa, no hay forma de no abordar el tema de la “concentración de medios” sin referirse a él. Hago esta atingencia en tanto AAR resume, grosso modo, las falacias con las que un grupo de colegas trata de convencer a la opinión pública de que la libertad de expresión en el Perú está en grave peligro porque La República no pudo torcer la línea periodística de Correo, Ojo, El Bocón y Ajá.

El argumento del ex director de uno de los diarios del Grupo El Comercio parte de la premisa de que se ha instalado en el Perú una peligrosa cacofonía informativa y editorial dada la compra de Epensa por El Comercio. Así, se sostiene que el 80% de la prensa escrita –pues estamos hablando de papel periódico—estaría en manos de quienes tienen una determinada visión del mundo que se traduce en ideas políticas que orientan los contenidos de sus diarios. Traducido al pedestre lenguaje de las operaciones comerciales, en esto se resume lo que AAR llama “concentración de medios”.

Pero esto no es más que una falacia. Para más señas la de la “causa falsa”. Porque, en efecto, el 80% de la prensa escrita, dominada por El Comercio (49.30%) y Epensa (28.56%), tiene una línea política e ideológica concordante, sí. Pero la tiene no a raíz de su asociación empresarial, sino mucho antes de esta. Es decir, cada grupo por su lado obedece a similares intereses ideológicos. El Comercio representa a la derecha (¿o alguien creyó alguna vez que El Comercio es o ha sido de izquierda?), mientras Epensa a lo que se motejó como “derecha bruta y achorada”, aludiendo a los extremos.

El asunto es que ambos proyectos empresariales, cuando independientes, iban por la misma línea. Matices más o menos: la derecha. Entonces, ¿qué ha cambiado para la libertad de expresión luego de la asociación empresarial? Pues lo mismo que usted está pensando: NADA. El Comercio y sus productos siguen siendo de derecha, y Correo (el paladín de Epensa) sigue más a la derecha que El Comercio, como siempre ha sido.

Entonces, si antes de la asociación el señor Álvarez Rodrich no veía problema de agenda alguno para la libertad de expresión en el Perú con el 80% de los periódicos a la derecha, ¿por qué lo ve ahora? ¿Acaso las cosas no seguirían igual a la derecha si algunos de los accionistas de Epensa no hubiesen puesto sus acciones a la venta? ¿Y no resulta lógico pensar que, siendo un grupo de derecha, finalmente se haya preferido hacer negocios con El Comercio y no con La República, de izquierda?

Así las cosas no tiene ni pies ni cabeza el argumento según el cual “estaría bien”, en aras de la “libertad de expresión”, que un grupo editorial minoritario de derecha como Epensa, cambie de línea 180° para satisfacer alguna “cuota ideológica” o las aspiraciones políticas de otro grupo minoritario de izquierda (16.39%), como La República donde escribe el señor Álvarez Rodrich.

No creo que esté en ningún peligro la libertad de expresión cuando un periodista tan “plural” en sus opiniones como AAR concentra una columna diaria en La República, un programa de televisión matutino en ATV señal abierta, otro nocturno en ATV+ señal de cable y, finalmente, uno de media mañana en Radio Capital, del poderoso grupo RPP.

Ahora, si de lo que se trata es de CONCENTRAR sintonía y vender más periódicos el remedio es bastante más sencillo que las acciones de amparo y las intervenciones estatales. Pasarle menos la franela al gobierno no estaría nada mal para comenzar. Como en tus viejos buenos tiempos, mi estimado.


Escrito por

Ricardo Vasquez Kunze

Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. No tiene maestrías porque hoy todo el mundo las tiene. Tampoco doctorados.


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